A lo largo de la historia el humano a buscado la manera de clasificar cosas con respecto a sus propiedades. En particular, a los grupos de individuos, yendo desde pueblos o comunidades hasta ciudades o países. Sin embargo, en la geopolítica actual y del siglo pasado, el clasificar pueblos como naciones o países puede resultar limitado o al menos no facilitar la interpretación del porqué las distintas naciones interactuaron de la manera que la historia nos dicta. El clasificar a pueblos en naciones o países se distingue por dar un nombre a estos basado en las divisiones territoriales. Sin embargo, al abordar un análisis resulta ser útil el reconocer que puede clasificarse a distintas naciones en grupos a mayor escala, que son definidos por distintas características que conforma un pueblo; El lenguaje, la religión, la raza, su historia en común, etc. Estos distintos componentes son rastros que los pueblos han adquirido a lo largo de su evolución en la historia y por tanto guardan cierta correlación entre los pueblos. Aquí es cuando tomo como punto de partida una de las hipótesis de Samuel Huntington, cuya publicación "el choque de las civilizaciones" en 1996, se ha vuelto a mi punto de vista una obra seminal. En esta publicación no abordaré su tesis como tal, sino que tomaré prestada (con unos pequeños cambios para simplificar el análisis) su clasificación, en la cuál el mundo se divide en 9 civilizaciones. Para más detalles sugiero leer su libro. De momento, asumiré que existen las siguientes civilizaciones: Occidental (western), latinoamericana (latinoamerican), islámica (islamic), africana (african), sinic (sinic), ortodoxa (orthodox), hindú (hindu), japonesa (japanese) y budista (buddhist). Quiero hace hincapié que, para razones geopolíticas hoy más que nunca este tipo de clasificaciones (entre otras) cobran sentido, al estar en tiempos donde parece existir una transición (aunque abrupta) de un mundo unipolar a un mundo multipolar.
Figura 1: Área territorial ocupada por cada civilización.
Para esta entrega, he usado datos del worldpopulationreview, que a su vez utiliza datos de la oficina del censo de los Estados Unidos y del world population prospects de la Organización de las Naciones Unidas. En la Fig. 1 muestro una serie de resultados que obtuve al recopilar el área superficial de cada país y los usé para calcular el área total (en millones de kilómetros cuadrados) que puede asociarse aproximadamente a cada civilización. Primero que nada, podemos observar que la civilización que actualmente cuenta con mayor superficie en la tierra es la civilización occidental, que es obviamente encabezada por Estados Unidos. En segundo lugar, aunque sorpresivamente para algunos, tenemos a la civilización islámica, seguida por la latinoamericana, la africana y las demás como muestra la figura. Quiero puntualizar que, el "mapa mundi" que usualmente estamos acostumbrados a observar en las escuelas es una proyección de una superficie esférica a una plana, por lo tanto, si observamos a ojo podemos hacer aseveraciones equivocadas, como el decir que Rusia es más grande que África. Aunque si utilizas una herramienta como google maps y hacer la medición de distancia podrás darte cuenta que no es así, ya que las distancias aquí no se miden como líneas rectas. Ahora, es importante recalcar que, en la geopolítica actual, el área que comprende una civilización puede ser un tanto engañosa, ya que sabemos que Estados Unidos y la OTAN tienen bases militares en distintas regiones más allá de las áreas azules. Además, eventualmente (a mi punto de vista) parece ser que el crecimiento o la eventual adhesión de ciertas civilizaciones puede cambiar el área que estas resguardan, como el continuo crecimiento del islám en África. Esto es, ya que las distintas civilizaciones no permanecen fijas sino que están en constante cambio e interacción con otras (por medio de la función del lenguaje, el esparcimiento de la religión, etc.). Podemos combinar los datos de cada civilización y darnos cuenta que, occidente solo representa el 23.4% (en área territorial) del mundo terrestre. Y más del área terrestre en la tierra puede facilmente atribuirse a la civilización islámica, la ortodoxa y la latinoamericana. Esto sugiere una contradicción en cuanto al esparcimiento del globalismo (promovido por occidente) que buscar permear su ideología (más allá del ámbito económico) al resto del planeta, pero guarda cierta congruencia con la idea de un mundo multipolar y soverano.
Figura 2: Población total (en millones) de las distintas civilizaciones a lo largo de los años recientes y proyectadas hasta el 2050. La recta punteada vertical representa el año 2022.
El punto de esta entrega sin embargo, busca tener un particular enfoque en la demografía. Para lo anterior, he usado los datos de la población de los distintos países y los he conglomerado en datos de la población de las distintas civilizaciones, partiendo desde 1970 hasta 2022, y después extendiendo los datos y proyectándolos hasta 2050. Si prestamos atención a la Fig. 2 podemos ver que, al día de hoy, pese a que típicamente escuchamos que es China quién posee el mayor número de habitantes, seguido por la India que la va a alcanzar eventualmente, es la civilización islámica quién posee la mayor parte de la población actual, ligerament arriba de la civilización sinic (liderada por China). Si vamos años atrás, podemos ver que en años anteriores la civilización sinic solía resguardar el mayor número de habitantes. Sin embargo, el crecimiento de la población islámica ya ha sobrepasado a esta. Esto puede explicarse por las políticas chinas acerca de limitar su tasa de natalidad y la tendencia de los países islámicos de tener hijos para incrementar el número de creyentes asociados al islám. Ahora, si prestamos atención a las proyecciones, el islám continuará creciendo de manera lineal, y a su vez se cumple bien que antes del 2050 la civilización hindú alcanzará a la sinic, esto consecuencia del control de la natalidad en China y la libertad en países como la India para tener hijos, siendo la India un país secular en su mayoría hindú, pero con alta población islámica y cristiana, entre otras, lo cuál lo vuelve altamente interesante. Cabe destacar, el crecimiento neto de la población africana y el potencial "freno" o control en su población de las civilizaciones occidental y latinoamericana. Más abajo, tenemos a las civilizaciones ortodoxa, budista y japonesa, las cuales no muestran un crecimiento alentador. De estas tres últimas, es la civilización ortodoxa la cuál me causa más preocupación, ya que como bien se sabe en los altos círculos en Estados Unidos, una fuerte debilidad de Rusia parece ser su demografía, que ya viene dañada desde la segunda guerra mundial, siendo su sacrificio el más grande en términos de habitantes muertos en combate. Aunado a lo anterior, las recientes políticas que parecieran buscar una confrontación directa entre Rusia y la OTAN (la cuál irónicamente ya lo es) ponen en riesgo esta vulnerabilidad de Rusia, la cuál recientemente movilizó a más de 300 mil civiles para la llamada Operación Militar Especial. Una aseveración personal, como actual creyente de que el mundo debe volverse multipolar, es que, de la misma manera en que existe un equilibrio a nivel nuclear de las grandes potencias, y eso conlleva a una "inmunidad" militar, países como Rusia (o la civilización ortodoxa) no deben permitir crear un trecho (o gap, en inglés) muy grande entre las actuales potencias, ya que eso da paso o abre la posibilidad una eventual debilidad que buscará ser aprovechada por la potencia rival.
Figura 3: Porcentaje de la población mundial que poseen las distintas civilizaciones a lo largo de los años recientes y proyectadas hasta el 2050. La recta punteada vertical representa el año 2022.
Finalmente, quiero recalcar que la estadística puede llegar a ser "engañosa" o puede "esconder" ciertos detalles en el arte de la interpretación, por eso es importante mirar los datos en diferentes frentes. Anteriormente mostramos la población neta de las distintas civilizaciones, pero al abordar mi análisis del "equilibrio demográfico" entre las distintas super-potencias que guste o no, encabezan, al menos de manera militar, las civilizaciones occidental y ortodoxa, resulta ser más útil analizar el porcentaje de la población total que resguarda cada civilización. Por ejemplo, en la Fig. 3 muestro el porcentaje que cada civilización presenta a lo largo de los años recientes y en las proyecciones a futuro. Aún se ve el claro descenso demográfico de la civilización sinic y el claro ascenso de la civilización islámica. Sin embargo, podemos notar un equilibrio (a grosso modo) en por ejemplo, la civilización latinoamericana y la budista. Más aún, podemos observar un claro descenso porcentual en la población occidental con relación a las demás. Este descenso, a pesar de que la tasa de natalidad es positiva, es debido a que la civilización islámica y la africana crecen más rápido (inclusive la hindú y la latinoamericana). La demografía occidental es mayormente obtenida por la población de los Estados Unidos, mayor a 300 millones de habitantes, la cual sufre una serie de fenómenos, en los cuales su población busca crecer (de manera relativa) por la demografía de etnias como la latinoamericana (liderada por la población Mexicana) y un aparente estancamiento de la población blanca, consumida por el fentanilo que proviene mayoritariamente de China, el cuál parece podría provoar una versión moderna y opuesta de la antigua guerra del ópio. Finalmente, podemos concluir que, teniendo un particular interés en la teoría del mundo multipolar: 1) el crecimiento económico y militar en la civilización sinic será acompañado eventualmente de un control en su población (lo cual parece justo, al ser una demografía ya consolidada), 2) Las civilizaciones asociadas curiosamente al cristianismo, como son la occidental, ortodoxa y latinoamericana crecerán demográficamente en menor medida que la islámica y la africana, conllevando eventualmente a un punto de inflexión en la importancia demográfica de África y el medio oriente asiático, 3) el evidente decaimiento Japonés, una civilización que parece estar en problemas demográficos y que para fines prácticos actualmente se alínea a los intereses de la civilización occidental, parecerá perder relevancia como un eje en un posible mundo multipolar, sino ser un actor secundario con una importancia más bien geográfica. 4) De la misma manera que la población migrante en los Estados Unidos (destaco la población mexicana) provee un balance en su crecimiento demográfico, la civilización ortodoxa, encabezada por Rusia (que recientemente adquirio entre 3 o 4 millones de habitantes extra dada la anexión de territorios ucranianos) debe encontrar un aliado demográfico a manera de incrementar su tasa de natalidad, esto evitará que se de lugar una amplia brecha demográfica entre la civilización ortodoxa y la occidental, la cuál no podrá usarse como un punto débil a vulnerar por parte de una a la otra.
En la siguiente entrega (parte 2), mostraré datos relacionados otras característica de las civilizaciones, más allá de territorio y población, como la demografía del lenguaje y la religión.